Los indicadores sugieren una posible caída en el mercado inmobiliario de EE. UU., similar a la crisis de 2006-2007, con precios de viviendas sobrevalorados en un 20-26%. El aumento de tasas hipotecarias está reduciendo la demanda, lo que podría llevar a una caída de precios y ejecuciones hipotecarias, impactando la economía. Los precios de viviendas han alcanzado niveles récord, superando la asequibilidad para los compradores. El alquiler de propietarios ha aumentado más del 25% desde 2015, reflejando una situación peor que antes de la crisis de 2008.
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